¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, 5 hijos, ambos trabajan, pertenecen a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Cada uno de nosotros sabemos de qué pie cojeamos. Y normalmente cojeamos de lo mismo. Lo malo es que el diablo también sabe de qué cojeamos. Entra en nuestra intención y nuestro ánimo como quien no quiere la cosa, planteándonos la cuestión como si fuera algo inocente y que no nos hace mal ni hace mal a nadie, y además, porque nos lo merecemos o lo valgo… La verdad es que nos suele coger en un momento de debilidad interior. La fortaleza interior la podemos entrenar con seguridad. Es cuestión de parar y organizarnos para construir nuestra casa sobre roca.
El inicio de la Cuaresma es un momento ideal para que este tiempo tan importante de conexión con el Señor no pase en balde. ¿Qué voy a hacer expresamente para reforzar mis murallas frente al mal y para fortalecer mi interior? Si te das cuenta de la sed de Dios que tienes, dispones de muchos apoyos cerca para sentir que Él habita en ti y que tu vida se configura con la de Él. Recurre a ellos: el sacramento del perdón, la Eucaristía, la escucha activa de la Palabra… y especialmente en esta Cuaresma que comienza, la oración, el ayuno y la limosna. Te propongo que si no has empezado a prepararte para este tiempo de gracia, no dejes pasar ni un día más y te organices desde hoy. Una forma de iniciarlo, que a mí me sirve, es invocar al Espíritu Santo, o pedirle al Señor, como recoge el Salmo 50, que te renueve por dentro con espíritu firme. Pero no te quedes sólo en la petición que hagas. Con el Espíritu en ti, profundiza en tu acercamiento al Señor con los medios que pone a tu alcance. La vida auténtica te va en ello.