¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, dos hijos, él trabaja, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Hasta el mismo Jesús fue objeto de incomprensiones y juicios maliciosos de su entorno más cercano, que en un principio, podríamos presuponer que sería quien más lo apoyaría. El mucho tiempo compartido con los demás no nos garantiza que realmente conozcamos lo que hay en su interior. Es más, a veces es incluso un obstáculo, porque solamente los vemos y enjuiciamos a través de nuestra preconcepciones y prejuicios, afianzarlos y engrosados con el trascurso de tiempo.
Por otra parte, la incomprensión de los más cercanos es la que, con mucho, más profundamente duele. Esta situación puede acontecer dentro de nuestro trabajo, familia o Iglesia local /comunidad… Incluso podríamos aquí afirmar, parafraseando a una persona querida… “cuerpo a tierra, que vienen los nuestros”.
Os proponemos, para actuar desde el Evangelio de esta semana, lo siguiente:
* Recemos por el bien de aquellos que sentimos que nos tratan injustamente; pidamos al Señor que nos otorgue la sabiduría y la fortaleza para cambiar aquello en lo que pudieran tener realmente razón; roguemos a Dios para que aprendan a mirar con otros ojos alejados del prejuicio y en cualquier caso, desde la misericordia.
* Hagamos examen de conciencia en relación a nuestros juicios sobre los demás, más aún si se traducen en comentarios o incluso toma de acción nuestra…Analicemos sin son realmente justos, si tenemos toda la información para pensar y enjuiciar como lo hacemos; los comentarios que escuchamos, aun siendo bienintencionadas, siempre es información sesgada, de ahí la necesidad de que sean lo más “plurales” posibles. Más aun, seamos en esto misericordiosos, como nuestro Padre es Misericordioso.