TERCER PASO: ORATIO

¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)

Señor Jesús, el Bienaventurado.

Nos llamas a ser signo de contradicción en medio de este mundo tan excesivamente humano.

Nos llamas a ser pobres, a tener hambre, a llorar, a que nos odien…

Nos llamas a ser profetas de la auténtica vida en medio de tanta dureza de corazón.

Nos llamas a ser profetas contracorriente.

Nos llamas a ser críticos y alternativos

con nuestra manera de vivir,

con nuestra manera de relacionarnos,

con nuestra manera de sentir.

Nos llamas a que confiemos en ti. 

Sólo en ti.

Nos llamas al apego cero.

Ni a cosas,

ni a personas,

ni a ideas relumbrantes,

ni a proyectos…

ni a nuestros hábitos más acendrados. 

Nos llamas a la confianza, 

confianza como senda hacia la plenitud.

Nos llamas a tener hambre,

nos llamas a llorar,

nos llamas a ser excluidos… 

¿Cómo no huir de semejantes pretensiones?

¿Cómo no resistirse?

¿Cómo afrontar ir contracorriente

de lo que parece razonable,

natural

y sano?

Pero, Señor Jesús,

algo en nuestro interior nos dice

que tienes palabras de vida, 

de vida eterna…

… que eres

el camino,

la verdad,

la vida… 

Señor Jesús,

vaciarnos…

de todos los fetiches,

de todas las idolatrías,

de todas las máscaras deshumanizantes…

Vaciarnos de tanto ego,

de tanto egoísmo,

de tanta y tanta falsa seguridad

para entrar 

en el camino,

la verdad

y la vida.

Señor Jesús,

llorar…

por lo que nos hace sufrir,

por lo que dañamos a los demás,

por las injusticias de la pésima organización

de esta sociedad/cultura

en la que tantos y tantos malviven.

No es posible darse cuenta de lo que pasa

y no llorar,

no maldecir,

no retorcerse por tanto sufrimiento evitable.

Señor Jesús, 

llorar con todos los llantos de los machados

por la crueldad de la historia.

Llanto que consolarás

con tu inmensa compasión,

con tu verdad,

con tu vida…

misteriosamente,

amorosamente,

al final del camino. 

Señor Jesús, 

estar hambrientos

de que las cosas sean cuidadas como deben ser,

de que las personas seamos tratadas con la dignidad que nos merecemos,

de que las esperanzas mejores del ser corazón del ser humanos alcancen su plenitud.

Señor Jesús, hambre de comunión,

hambre de fraternidad,

hambre de justicia…

por ti,

en ti,

hacia ti,

camino, verdad y vida. 

Y hambrientos de perdón,

de misericordia,

de acogida.

de reconciliación,

de serenidad,

santa nueva inocencia

contigo,

Señor Jesús,

que eres camino, verdad y vida

en medio de la voracidad estúpida que nos zarandea,

en medio de las decisiones necias que nos complican la vida,

en medio de estos tiempos tan extraños,

de tantas inercias deshumanizantes

de tantos escombros,

de tantas ansiedades sin rumbo

de tantas palabras vacías,

amenazantes,

tóxicas.

Señor Jesús,

camino,

verdad

y vida…

presencia donde nos enraizamos,

acompáñanos en nuestro vaciamiento,

acompáñanos en nuestro cuidar,

acompáñanos en nuestro atravesar las sombras,

acompáñanos en nuestro convivir,

acompáñanos en nuestro sembrar,

en nuestro sembrarte en la vida cotidiana donde vivimos, 

en nuestro vivir contracorriente

confiando en ti.


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