¿Qué nos hace decir el texto?
(hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)
Señor Jesús, maestro.
Nos llamas. Nos sigues llamando.
Escuchamos tu voz
en nuestro corazón
y en el hambre y la sed
de nuestros contemporáneos.
Señor Jesús: tu voz,
tu llamada,
tu presencia
en nuestra vida
ha sido y es lo más importante
que nos ha pasado
y nos está pasando.
Señor Jesús, somos conscientes de que nos enredamos en nuestras redes:
tenemos muchas cosas que hacer,
muchas cosas que decir,
muchos planes que llevar a cabo…
Estamos muy centrados en el trabajo, en el rendimiento, en la gestión.
Nos entregamos a la acción como si nos fuera la vida en ello.
… pero la vida nos va en el encuentro contigo,
en la experiencia de tu presencia salvadora
que da sentido, significado y horizonte a lo que nos pasa en la vida.
Señor Jesús: si ti, ¿qué somos?
Poco más que pulpos estresados
que no saben ni su lugar en el mundo,
ni las raíces de santidad que lo alimentan
y ni la confianza que vertebra nuestra entrega al Reino.
Señor Jesús: tantas y tantas veces dejamos la vida interior
para cuando tengamos tiempo,
para cuando nos acordemos,
para cuando nos van más las cosas…
según nuestros criterios.
Señor Jesús, ¿sin Ti qué somos?
Poco más que ecos vacíos de autenticidad.
Señor Jesús, danos fuerza para vivir para ti y vivir para los demás.
No es fácil.
Tú nos acompañas.
Lo sabemos por la inmensa nube de santos
que nos ofrece la historia de la Iglesia.
Señor Jesús que superemos
el desequilibrio de entregarnos
a la acción,
a la misión,
a lo exterior,
a dar…
y volvamos conscientemente,
diariamente,
religiosamente a ti,
fuente de santidad,
fundamento de la comunidad,
raíz de nuestra misión.
Señor Jesús: que multipliquemos los talentos que nos das,
que los llevemos a plenitud
gracias a tu amor y a tu energía
que nos capacita y nos da la valentía
para ser testigos tuyos… hasta los confines del mundo.