SEGUNDO PASO: MEDITATIO

¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA FAMILIA (Exhortacion posinodal “Amoris Laetitia”)

(mujer, casada, 3  hijos, pertenece a comunidad y movimiento seglar)

Nosotros hemos tenido la enorme suerte de disfrutar del Mar de Galilea en calma, y de navegar sus aguas rezando. Estar allí te hace ser más consciente de la dureza del trabajo del pescador, toda la noche trabajando, a la intemperie, soportando los cambios de tiempo y las tempestades, “echando las redes” y no consiguiendo nada… A veces, algo parecido nos pasa con la educación en la Fe de los hijos, trabajamos y trabajamos, no nos cansamos de “echar las redes”, de dar testimonio, y no recogemos nada, vemos poco fruto…

 Pero confiar en Jesús nos da la motivación extra de intentarlo de nuevo, de saber que habrá que echar la red por el otro lado, que quizás no haya que hacerlo de noche, sino al amanecer; y, sobre todo, confiar en Él nos dará la esperanza de saber esperar en Él, como el buen pescador.

DESDE EL TRABAJO

(matrimonio, ambos empleados de empresa; pertenecen a comunidad cristiana)

Comentario de 2007.

La semana pasada leímos en el Evangelio que los apóstoles estaban todos escondidos y sin saber qué hacer. Entonces Jesús se les apareció.

Esta semana vemos que ya han salido de aquella casa donde se escondían, pero han vuelto a su vida normal, a la que tenían antes de conocer a Jesús, al trabajo que siempre habían tenido. Y resulta que Jesús se les vuelve a aparecer tal y como hiciera antes. Pero los apóstoles no llegan a reconocerle hasta que no vuelven a tener las redes cargaditas de peces, hasta que no tienen los resultados, hasta el final de la acción.

Y es que no tenía que ser nada fácil la situación en la que se encontraban. Les matan a Jesús y aunque éste se les aparece esporádicamente, como indicándoles que lo que han vivido es verdad, ellos no son capaces de saber cambiar de vida.

Así actuamos muchas veces, hasta que no tenemos signos muy claros no somos capaces de verlos, como los apóstoles cuando recogieron tantos peces. Y aunque los veamos no reaccionamos.


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