¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA FAMILIA(Exhortacion posinodal “Amoris Laetitia”)
(mujer, casada, 3 hijos, pertenece a comunidad y movimiento seglar)
Uno de los desafíos actuales de la sociedad y de la familia, sigue siendo el “reconocimiento de los derechos de la mujer y su participación en la vida pública”. Hoy, Domingo de Resurrección, para mi es el ¨Día de la Mujer”: una mujer fue la primera testigo de la Resurrección, la que tuvo el privilegio del primer encuentro con Jesús resucitado y la que corrió a dar la noticia al resto de los apóstoles. A lo largo del Evangelio, Jesús restaura la dignidad de la mujer, que en su época era de ¨segunda clase”, en múltiples ocasiones. Pero este encuentro la mañana del domingo de Resurrección, nos debe “mover a alegrarnos de que se superen viejas formas de discriminación, de que se reconozca la idéntica dignidad entre el varón y la mujer, y de que en el seno de las familias se desarrolle un ejercicio de reciprocidad”, ese debe ser nuestro compromiso. (Amoris Laetitia 54)
DESDE EL TRABAJAR POR LA PAZ
(mujer, soltera, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
La muerte es una de las realidades más absolutas que tiene el ser humano. Pero esa certeza tiene muchas caras, una es la que se presenta con el tiempo cumplido, en la esperanza de la paz y el descanso después con la misión realizada. Otra muy distinta es cuando la muerte sobreviene de manera absurda, producto de la violencia, los intereses creados, el irrespeto a la vida y la dignidad del ser humano, cargada de injusticia y dolor, “muerte de cruz”.
El evangelio nos muestra las primeras reacciones de sorpresa ante la resurrección de Jesús, la acción que provoca en sus seguidores, la conciencia del triunfo de la vida sobre la muerte, especialmente esa muerte despiadada e indolente. María Magdalena encuentra la tumba vacía, y sale en busca de los otros discípulos para que vean lo que ella ha visto, esa acción, ese moverse en busca de otros es lo que nos queda en este mundo para que la vida triunfe.
Durante los varios años que viví en Tumaco, pude ver como en los momentos de mayor violencia, cuando la vida de las personas dependía de la voluntad de los grupos armados, y la cotidianidad se encontraba cubierta por el temor, saber que alguien amenazado o perseguido había podido evadir la muerte por que lo ayudaron a salir a tiempo, nos permitía entender lo que es verdaderamente un gracias a Dios por la vida. No importa que tal vez no lo conozca personalmente, importa que todos tenemos derecho al tiempo que Dios nos ha dado y a vivirlo de la manera que mejor lo consideremos, porque a pesar de las dificultades que esto pueda significar, mientras hay vida hay esperanza.