SEGUNDO PASO: MEDITATIO

¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE EL SÍNODO 2021-2023 “Por una Iglesia sinodal”

(hombre, casado, 2 hijos, pertenece a comunidad y movimiento seglar)

Muchas veces cuando leo algún texto del Evangelio, me gusta imaginar, como decía San Ignacio de Loyola, “como si presente me hallare”. Es decir, intentar zambullirme en la situación; contemplar a Jesús, sus gestos, sus palabras y las reacciones de las personas que se encuentran allí. 

Cada vez que me encuentro con este pasaje en que Jesús “desenrolla” su misión ante todos, me pasa que la cara de los que le escuchaban (esos ojos fijos en él) se me antoja entre sorprendida y expectante. Resumido en una expresión coloquial, siempre los imagino a punto de decir en voz alta “¿pero qué dice este?”

En las últimas semanas, desde que se ha convocado este proceso sinodal, me encuentro con personas que miran el sínodo un poco de la misma manera. Mucha gente dentro de la Iglesia (y también fuera) tiene los ojos puestos en este camino que estamos emprendiendo como comunidad de seguidores de Jesús, también sorprendidos y expectantes.

Y creo que nos podemos perder en esto y entrar en el bucle de “esos temas que siempre salen cuando hablamos de Iglesia” y perder la referencia que nos muestra este Evangelio: confiar en el Espíritu. Esto es dejarse llevar por su fuerza, sentirse ungido…pero no para debatir o filosofar, sino para repensar cómo anunciar la Buena Noticia, acercarnos a quien necesita la suave brisa de Dios y hacerle hueco allí donde nos encontramos. 

Creo que suele olvidársenos, pero desde mi sencilla experiencia me parece que Dios “sinodaliza” con nosotros cuando tenemos los ojos fijos en Jesús y le seguimos confiando en que no hay mejor compañero de camino. Simplemente dejarle hacer…

DESDE LA VIDA COTIDIANA

(matrimonio, seis hijos y siete nietos, él es monitor de Asamblea Paroquial)

ELLA:

Este texto me hace pensar en lo difícil que es predicar y que esto dé sus frutos.

Yo más bien predico en el desierto. No obtengo ningún fruto con mi familia, bueno con gran parte de ella.

Aunque sé que no hay que perder la esperanza, debemos seguir sin desfallecer. 

Pienso que hay personas que están dotadas con el don del Espíritu Santo para predicar la palabra de dios y otras que no, por mucho que se pida y hay que aceptarlo. Cada persona posee unos dones diferentes, es cuestión de darse cuenta de ello y encontrarlos, tarea nada fácil fácil por cierto.

ÉL:

Qué texto tan maravilloso, quién no se siente interpelado por Jesús cuando lee y relee su Mensaje.

Pero, ¡ay de mí!, qué fácil es encandilarse de repente y qué difícil es mantenerse en el equilibrio de ser y saber estar, querer ser perceptor del Mensaje y a la vez saber recibirlo, cuando no rechazarlo.

Qué pobre, a su Palabra, qué cautivo, a mis deseos humanos, qué ciego, a su Misericordia, qué oprimido por mi obstinación.

Qué alegría cuando me siento parte de su Historia, cuando acepto sin exigencia alguna su voluntad, cuando me pliego a mis impulsos y siento que camino por su Senda.

Gracias Señor por tu paciencia infinita conmigo.

DESDE EL CONTINENTE DIGITAL

(hombre, casado, 3 hijas, pertenece a comunidad y movimiento seglar)

Jesús lee el texto de Isaías, pero se omite el final: “… y un día de venganza para nuestro Dios”. Atreverse a modificar el texto sagrado es una omisión inaceptable. Pero Jesús viene a dar a conocer a un Padre que es esencialmente misericordia, aunque sea motivo de escándalo para muchos.

Pertenezco a numerosos (yo diría que excesivos) grupos de whatsapp o telegram, cuyos miembros, mayoritariamente masculinos, se identifican como cristianos. Con frecuencia me encuentro en ellos chistes homófobos, comentarios que atentan contra la dignidad de la mujer, prejuicios y bulos sobre el daño que nos causan los inmigrantes, declaraciones de venganza contra terroristas, o insultos crueles contra árbitros de fútbol o políticos polémicos… La mayoría de las veces simplemente me callo. Algunas, incluso confieso que le río al chistoso la gracia. Flaco favor le hago al Reino de Dios actuando así. Miro a Jesús y pienso si esa misión de anunciar la buena noticia, también se aplica al whatsapp, si no pasará también por alzar alguna vez la voz en defensa de los descartados, aún a riesgos de un icono de estos 😑 🥱 😤 😠 😡 🤬 💩, pérdida de likes, un baneo social, o incluso el escándalo de quien entiende el evangelio como le interesa.


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