Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LOS INMIGRANTES Y REFUGIADOS
¿No nos damos cuenta?, algo nuevo está sucediendo en esta nueva tierra prometida, ¿no lo notáis?, ¿de verdad que puede pasar desapercibido?, se repite la historia al estilo de hace veinte siglos. “Ellos” han venido a salvarnos, “ellos” han venido a ofrecer su sacrificio en la tierra por todos nosotros, todo se repite una y otra vez, el Verbo de Dios se sigue manifestando entre nosotros. Estos excluidos no son más que partes de un inmenso Cristo descuartizado y esparcido de mala manera por nuestra tierra. El milagro se ha vuelto a realizar, y no en una sola localidad de la tierra, hoy en día esta realidad se está manifestando en la totalidad de nuestro mundo, para que nadie quede apartado de la nueva presencia de Dios entre nosotros. “Ellos” son lo mejor que nos podía pasar. Estos “deshechos” de nuestro mundo encierran el verdadero sentido de la salvación, su sufrimiento, su sacrificio, su humildad, su sonrisa, su humanidad nos dejan con un inmenso sabor a Palabra de Dios. ”Ellos” desempeñan en nuestros días el verdadero papel del “Hijo del Hombre”, estemos felices de poder recibir en nuestros corazones la gracia de poder tocar y abrazar el verdadero mensaje de nuestro Padre del cielo. Volvemos a tener la oportunidad de meter los dedos en sus llagas, en las llagas de Dios en la tierra, de mirarle cara a cara, de abrazar su sufrimiento, de ponernos a su servicio.
Este verano hemos experimentado la inmensa felicidad de poder ponernos al servicio de Dios. Hemos tenido el corazón listo, hemos sentido la necesidad de sacarlo de nuestro pecho para amar a estas partes de Dios por allí distribuidas. Cuando constato estas realidades pienso que volvemos a equivocarnos, a no ser protagonistas de la película, mientras nosotros hemos crecido en la abundancia, en ellos ha crecido Dios, y ahora, frente a frente, volvemos a sentir la insignificancia de nuestras riquezas. Hemos sentido y tenido la oportunidad de hacer brotar en nuestros corazones “lo auténtico”, quizás este sea Su mensaje, construir “nuestro auténtico” con todas aquellas veces que Jesús se va haciendo presente en nuestras vidas.
DESDE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
Hay veces que me pregunto si no estamos convirtiendo a nuestros hijos en pequeños tiranos. No es el estilo que pretende mi familia, justo lo contrario aunque, a veces, caigamos también en el error. Pero mirando muchas familias de nuestro entorno, parece que los niños tienen derecho a todo y ninguna obligación. Se les trata de allanar todas las dificultades, por miedo a que sufran, y los padres se convierten en servidores, en esclavos de sus hijos. Y no es tanto que se trate de facilitarles muchas cosas, como hacen todos los padres, o de cuidarles y protegerles; si no se sienten cuidados en la familia, ¿en dónde se sentirán seguros? No, es algo que trasciende a ese amor, es esclavitud, es vivir para ellos, sin exigirles nada, poniéndolos “a la derecha y a la izquierda” en la familia.
De esto se ha hablado mucho, psicólogos, pedagogos, educadores, familias, y todos afirman que son importante los límites, pero a la hora de la verdad, las palabras se quedan en nada por el comportamiento de estos pequeños tiranos que hemos criado.
En los adolescentes, todo se engrandece, porque es una etapa apasionante para ellos y para la familia, llena de paciencia y de mucho amor, pero también de algunos reproches y sinsabores, pero, confiando en el amor infinito de Dios, confiando y también formándonos como padres, educaremos a nuestros hijos en la capacidad de servicio, de ser los últimos, o mejor estar pendientes de los últimos siempre, y que entiendan que no han venido a ser servidos, sino a dar la vida, como seguidores de Jesús..