¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA FAMILIA
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA FAMILIA
(matrimonio, trabajan ambos, cuatro hijas, viven su fe en la comunidad parroquial)
En una familia numerosa como la nuestra, se realizan multitud de “milagros” para poder atender de la manera mas justa, las demandas de las niñas. Resulta curioso como los padres intentamos satisfacer las particularidades de cada hija sin que se creen agravios entre ellas o situaciones en que alguna pueda sentirse infravalorada.
Y como mejor herramienta para alcanzar este objetivo, en casa aplicamos la comunicación. Intentamos explicar, a cada una según su edad y entendimiento, las razones por las que actuamos de determinadas manera, haciéndoles ver las singularidades de cada una e intentando que sientan que son nuestro mayor tesoro. Cada una es un regalo único e irrepetible que Dios nos ha cedido por un tiempo finito.
Normalmente salimos airosos de todas las situaciones aunque algunas requieren mas dedicación y esfuerzo que otras. Pero la enseñanza común es que todas son iguales y diferentes a la vez, aun cuando esas diferencias no pueden generar división, dolor o desventaja. Y este es el resultado mas preciado al que dirigimos todos nuestros esfuerzos. DESDE LA LLAMADA A LA SANTIDAD
En una familia numerosa como la nuestra, se realizan multitud de “milagros” para poder atender de la manera mas justa, las demandas de las niñas. Resulta curioso como los padres intentamos satisfacer las particularidades de cada hija sin que se creen agravios entre ellas o situaciones en que alguna pueda sentirse infravalorada.
Y como mejor herramienta para alcanzar este objetivo, en casa aplicamos la comunicación. Intentamos explicar, a cada una según su edad y entendimiento, las razones por las que actuamos de determinadas manera, haciéndoles ver las singularidades de cada una e intentando que sientan que son nuestro mayor tesoro. Cada una es un regalo único e irrepetible que Dios nos ha cedido por un tiempo finito.
Normalmente salimos airosos de todas las situaciones aunque algunas requieren mas dedicación y esfuerzo que otras. Pero la enseñanza común es que todas son iguales y diferentes a la vez, aun cuando esas diferencias no pueden generar división, dolor o desventaja. Y este es el resultado mas preciado al que dirigimos todos nuestros esfuerzos. DESDE LA LLAMADA A LA SANTIDAD
(mujer, casada, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
Al leer el evangelio se me ha venido a la cabeza una frase que me encanta y dice : “Con mi poco Dios lo hace todo, pero sin mi poco no puede hacer nada”. Me ayuda a entender algo más de lo que ocurre en este pasaje.
Nuestro poco es nuestro deseo de ser santos y los pasitos que damos para poder alcanzarlo , y el milagro de la multiplicación es llegar algún día a serlos.
Me he puesto a pensar cuales son mis “pocos” es decir, mis panes y peces y cuál es el milagro de la multiplicación en mi vida.
Mi pan es decir si, e ir a visitar y acompañar a mis padres atendiendolos en su vejez, aunque me apetezca poco o nada y el milagro de Jesus es que ellos se sienten cuidados y va generando en mi misma y en los que me rodean la necesidad de esforzarse por ellos y cuidarlos con cariño por parte de toda mi familia.
Mi pez es decir si a jugar con mis hijos y la multiplicación es que ellos se divierten y viven momentos de familia inolvidables.
Mi pan es levantarme al final del día y hacerle la cena a mi esposo y el milagro es su sonrisa, su gratitud, el saberse amado y el servicio mutuo entre nosotros y con los hijos.
Mi pez es la sonrisa y amabilidad con los compañeros del trabajo y el milagro es el buen ambiente y la ganas de trabajar desde el apoyo y la disculpa.
Mi pan es atreverme a dar testimonio de lo que creo y el milagro es que otros se animan a hacerlo y lo apoyan descubriendo que somos más de los que creemos.
El Señor hace mi todos los milagros que le dejo hacer y en ellos saboreo un poquito de cielo de vez en cuando.
Al leer el evangelio se me ha venido a la cabeza una frase que me encanta y dice : “Con mi poco Dios lo hace todo, pero sin mi poco no puede hacer nada”. Me ayuda a entender algo más de lo que ocurre en este pasaje.
Nuestro poco es nuestro deseo de ser santos y los pasitos que damos para poder alcanzarlo , y el milagro de la multiplicación es llegar algún día a serlos.
Me he puesto a pensar cuales son mis “pocos” es decir, mis panes y peces y cuál es el milagro de la multiplicación en mi vida.
Mi pan es decir si, e ir a visitar y acompañar a mis padres atendiendolos en su vejez, aunque me apetezca poco o nada y el milagro de Jesus es que ellos se sienten cuidados y va generando en mi misma y en los que me rodean la necesidad de esforzarse por ellos y cuidarlos con cariño por parte de toda mi familia.
Mi pez es decir si a jugar con mis hijos y la multiplicación es que ellos se divierten y viven momentos de familia inolvidables.
Mi pan es levantarme al final del día y hacerle la cena a mi esposo y el milagro es su sonrisa, su gratitud, el saberse amado y el servicio mutuo entre nosotros y con los hijos.
Mi pez es la sonrisa y amabilidad con los compañeros del trabajo y el milagro es el buen ambiente y la ganas de trabajar desde el apoyo y la disculpa.
Mi pan es atreverme a dar testimonio de lo que creo y el milagro es que otros se animan a hacerlo y lo apoyan descubriendo que somos más de los que creemos.
El Señor hace mi todos los milagros que le dejo hacer y en ellos saboreo un poquito de cielo de vez en cuando.