Evangelio Seglar Domingo 01 de Diciembre de 2024

La semana pasada hubo un error en los envíos y no salió el Evangelio Seglar.
Sentimos mucho la incidencia…

Domingo 01 de Diciembre de 2024

LECTIO DEL DOMINGO I

TIEMPO DE ADVIENTO – CICLO C

 

PRIMER PASO: LECTIO

¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Lucas 21, 25-28. 34-36

Se acerca vuestra liberación

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.

Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.

Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.

Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.”

 

NOTAS BÍBLICAS

Las signos en el cielo señalan que se va a producir un cambio muy importante. El movimiento de las aguas es el que había antes que Dios pusiera armonía, según el Antiguo Testamento. El “Hijo del hombre” (o sea, “el Humano”) es una imagen del profeta Daniel; viene sobre una nube, como lo hacía Dios, indicando así también su condición divina, Jesús ya se identificado antes en este Evangelio como ese “Hijo de lo humano”.

Todo esto causa dos reacciones distintas:

       Para “las gentes” será causa de angustia y locura, “como un lazo”.

       Para los discípulos es anuncio de que la liberación está cerca, Entonces podrá alzar la cabeza. (En este mismo capítulo, poco antes, hace constar las dificultades que padecen los creyentes en el tiempo del evangelista, los poderes que les hacen de agachar la cabeza).                                                                             

La liberación no sólo será de las persecuciones, sino de toda clase de mal, dado el contexto en que anuncia.

Para poder mantenerse “de pie ante el Hijo del hombre”, Jesús propone la oración y estar atentos.

Y para ese estar “siempre despiertos”, Jesús anima a llevar un estilo de vida distinto al de “las gentes”, cuyo corazón está adormecido por el ritmo de vida que llevan y por la búsqueda de lo placentero.

 

SEGUNDO PASO: MEDITATIO

¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

 

DESDE LA FAMILIA

(Mujer, casada, madre de 4 hijos, trabaja online, pertenece a comunidad cristiana y Movimiento Seglar)

El inicio de este evangelio da miedo, nos avisa de lo peor, pero nuestro Padre Dios que nos quiere, nos advierte y aconseja, dándonos herramientas para la esperanza. Entramos en un tiempo maravilloso de esperanza, pero por eso mismo, debemos pedirle fuerza al Señor para reaccionar y despertar, para convertirnos de corazón y traer el Reino de Dios a la tierra.

Como madre, uno de mis grandes miedos es que mis hijos no sientan Su llamada, que se dejen llevar por los hilos de este mundo. Mis hijos estaban en un colegio concertado religioso hasta hace dos años, que fuimos a vivir fuera de España. Aquí van a institutos públicos, por lo que su entorno está “menos controlado” y no disfrutan de las bendiciones que tenían en su colegio, pueden tener más tentaciones y menos facilidades de acercarse a Dios (oración de la mañana, eucaristía semanal, religión…). Esto, a pesar de poder haber sido una amenaza, se ha convertido en una oportunidad de compartir nuestra fe con nuestros hijos más en casa, más en familia que antes y por eso le doy gracias a Dios. También tengo la certeza, de que cuando Dios los necesite para su plan los llamará insistentemente, confío en Él y eso me tranquiliza, pero debo seguir rezando para que sus corazones no se emboten y cuando sientan esa llamada, estén dispuestos a decir que sí.

El domingo pasado, después de salir de la eucaristía, volviendo en coche a casa, como habitualmente, tuvimos algunas charlas raras y absurdas y otra bastante más seria. Mi hija de 15 años, después de discutir sobre “su” derecho a elegir determinadas cosas, terminó preguntándome (para tocarme un poco las narices) si podía obligarla a creer, a lo que evidentemente dije que no, pero me quedé con el corazón encogido. Inmediatamente le pedí al Señor por nuestros cuatro hijos, para que tengan un corazón abierto y para que en algún momento tengan esa experiencia de Dios que te agarra.

Como madres y padres tenemos una gran responsabilidad, debemos ayudar a nuestros hijos e hijas (aunque siempre digo que son los hijos e hijas que Dios me ha prestado) a estar abiertos, despiertos y preparados para Su venida.

Le pedimos al Señor fuerza y sabiduría para guiar a nuestros hijos, y damos gracias por todo.

 

DESDE EL TRABAJO POR LA PAZ

(Hombre, casado, 3 hijos, pertenece a comunidad cristiana y Movimiento Seglar)

Angustia, miedo y ansiedad. Signos y estruendo en el mar. Un Evangelio que podemos traducir fácilmente a nuestro “hoy”.

Guerras, genocidios, catástrofes, agresiones al ser humano y al planeta, corrupción política y económica…

Los cristianos empezamos a prepararnos para la llegada de Jesús, el Príncipe de la Paz, en medio de miedos y ansiedades.

A nuestro alrededor, la vorágine navideña comienza a calentar motores. Llega la época del “hay que”. Hay que comer, hay que comprar, hay que regalar, hay que adornar, hay que echar la lotería, hay que correr, hay que felicitar… ¿No te sientes ansioso sólo de pensarlo?

Sin embargo, la respuesta de Jesús también es clara; Verán al Hijo del Hombre. Él es la respuesta. Lo único que “hay que” tener en cuenta.

Pareciera que “hay que” hacer tantas cosas que corremos el riesgo, hasta de perder de vista al Hijo del Hombre. Al Hijo del Hombre nacido en Belén, presente en su Palabra y en la Eucaristía, y presente en tu familia, en tus amistades, en los que están solos, en los que vienen de fuera señalados como amenaza. El Hijo del Hombre, presente en las víctimas de la DANA, en Gaza, en Ucrania, en Sudán, en Myanmar, en Burkina Faso…

Es ésta una época del año en la que se nos puede aplicar muy bien aquello que el Señor decía a Marta; atareada por tantas cosas, y solo una es necesaria (Lc 10, 41-42). Centrados en el Hijo del Hombre seremos capaces de distinguir lo realmente necesario, de priorizar aquellas luchas que verdaderamente construyen la Paz. Una Paz que empieza aliviando de ansiedades nuestro corazón porque se acerca vuestra liberación.

 

TERCER PASO: ORATIO

¿Qué nos hace decir el texto?

(Hombre, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

MANTENERSE DESPIERTO.

 

Ante Ti, Señor,

mantenerme despierto.

Ante los demás,

mantenerme despierto.

 

Despierto, ante ti, Señor…

porque nos rodean nieblas, ruinas, miedos…

como arañas negras en medio de una pesadilla.

Despierto, ante ti, Señor…

porque hay captar muchos destellos de verdad, de bien, de belleza…

como la brisa fresca del amanecer.

 

Despierto, ante ti, Señor…

porque nos acucian las mentiras, las soledades, los límites muy humanos de lo humano…

como una granizada de piedras hirvientes.

Despierto, ante ti, Señor…

porque toca cultivar lo mejor de uno en estos tiempos de síntesis, de valentía, de profecía…

como el aire sano de la fuerza del Espíritu.

 

Despierto, ante ti, Señor…

porque nos agotan los tramposos, los soberbios, los cegados por las poses

de maniquíes falsos con ropajes falsos.

Despierto, ante ti, Señor…

porque se intuyen muchos síntomas de esperanza, de misericordia, de cuidado…

indicios como el viento santo cargado de futuro insondable.

 

Despierto, Señor,

junto a mis estupideces,

junto a mis sombras,

junto a mis límites…

que tan bien conoces.

 

Despierto, Señor,

ante ti,

tembloroso,

minusválido,

dolorido.

Pero cimentado en ti, alimentado de ti, habitado por ti.

 

Despierto ante Ti, Señor.

Resistente.

Esperanzado.

En camino con tantos y tantos.

 

Despierto ante Ti, Señor.

Porque creo saber

en lo más hondo de mi corazón

que realmente eres

lo que más merece la pena

de todo lo que pudiera merecer la pena.

 

Despierto, ante ti, Señor,

intentando crear

momentos, situaciones y espacios

de santidad,

de nueva cultura,

de bienaventuranza

junto a todos los que te buscan

sea cual sea

su lengua,

su cultura,

su situación

su camino espiritual.

 

Despierto, Señor. Para la fe.

 

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO

¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

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ÚLTIMO PASO: ACTIO

¿A qué nos lleva el texto?

(Mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad eclesial y movimiento Seglar)

Este domingo, comenzamos el periodo litúrgico del Adviento, nos preparamos para celebrar la encarnación de Dios en la grandeza de nuestra miseria humana. En este contexto, deberemos interpretar este pasaje del evangelio.

Lo apocalíptico de este evangelio podemos interpretarlo bien como algo deprimente, propio de la visión de un hombre desamparado o bien, que es lo que pretende el evangelista transmitir, como un mensaje lleno de fuerza, como una llamada a la esperanza: “levantad vuestras cabezas porque se acerca vuestra liberación”.

No nos encontramos en los mejores momentos, referente a un mundo muy tocado, inmerso en guerras como la de Oriente Medio, Ucrania, debilidad y enfermedad democrática tendentes a unas autocracias y totalitarismos enmascarados en políticas populistas,  catástrofes medioambientales, aumento de la desigualdad y la pobreza… pero las malas noticias aparecen y seguirán apareciendo siempre, no nos quepa duda. Esta lectura no nos debe provocar pánico, sino una actitud contraria, estamos amparados por un Dios que nos quiere infinitamente, que nos protege y siempre está en actitud para salvarnos. Por eso hace unas recomendaciones para que seamos capaces de resistir, perseverar en una oración profunda que nos lleve cada vez más a creer y esperar que, haciendo nuestro el mensaje del evangelio, nos viene la salvación y después mantener  una actitud de vigilancia. Y, ¿Qué cosas podemos cambiar en nuestra vida para que se nos note esta actitud vigilante? Concretemos:

  • Tener una actitud de examen autocrítico, siempre. La culpa no se la echemos a otros, empecemos por analizarnos a nosotros mismos.
  • Huir de formas de vida disolutas, libertarias, dadas al vicio, a la búsqueda del placer, formas de vida quizás inmorales , todo eso, al final nos despista muchísimo y no nos hace más felices, más bien aumenta el vacío interior. Es mejor pecar por defecto que por exceso, la austeridad, la vida sencilla y humilde,  sin lujos, sin muchas necesidades y aspiraciones de grandeza, está más cerca de lo que quiere el Señor.
  • Intentar no tener una preocupación excesiva por todo lo que pertenece a la vida y sus asuntos. Hay que darles su justo valor, vivir de cara al Señor. Si no, todo lo terrenal, nos puede crear estados de ansiedad. El Adviento nos invita a aligerar nuestros corazones de aquello que hace cada vez más pesada nuestra marcha hacia el encuentro con Dios.
  • Amar siempre y cada vez más, sin excepciones. Esa tensión nos hace entrar en una dinámica de no bajar nunca la guardia, ni siquiera en casa, con los que convivimos todos los días, sin aflojar precisamente ahí.
  • Estar atentos, despiertos, no seamos bobos, saber cortar enseguida si nos encontramos en una conversación con tintes de murmuración o crítica, cortar con posibles situaciones que nos pueden hacer caer en la tentación, ¿para qué ponernos en riesgo?, no hay necesidad.

¡¡BUEN COMIENZO DEL ADVIENTO!!

 


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