Domingo 7 de Julio de 2024
LECTIO DEL DOMINGO XIV
TIEMPO ORDINARIO – CICLO B
PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según Marcos 6,1-6
No desprecian a un profeta más que en su tierra
En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: “¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?” Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: “No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.” No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
NOTAS BÍBLICAS
Jesús visita su pueblo: Nazaret. El Sábado acude a la sinagoga, donde se pone a enseñar.
Sus vecinos se maravillan; de su enseñanza, pero a la vez están desconcertados: se preguntan dónde ha aprendido Jesús toda esa sabiduría que muestra, pues hasta hace poco convivía con ella y no la mostró.
Sus paisanos también han oído hablar de los milagros que ha hecho en otras ciudades, y, asimismo, se preguntan de dónde le viene ese poder, que antes no manifestó entre ellos. En sus preguntas, no le nombran, sino le llama “éste”; que da las frases cierto tono despectivo. Corroboran que es el carpintero, el hijo de María (no mencionan a su padre, lo cual puede ser también un modo de insultarlo), y listan los nombres de sus hermanos, afirmando que también tiene hermanas. Como la Iglesia católico-romana afirma que Jesús fue el único hijo que tuvo María, que siempre permaneció virgen, la referencia aquí a unos hermanos y hermanas de Jesús resulta problemática (ver el Catecismo de la Iglesia Católica nº 499-500. A dicha cuestión se le ha dado diferentes soluciones, siendo la más extendida la que explica que en el idioma hebreo se describe un parentesco no específico, y que el término griego que figura en el evangelio (adelfos) se refiere a una relación más amplia (pueden ser primos) que la que supone el término español “hermano”
A los de su pueblo, ver a una persona que se ha criado con ellos con esa sabiduría y con ese poder para hacer milagros, que desconocían que tuviera, les escandaliza.
Jesús, por su parte, se extraña de la falta de fe en Él de sus vecinos (es la única vez en este evangelio que Jesús se asombre de la incredulidad de la gente). Y el evangelista parece suponer que por eso no podía hacer en Nazaret ningún milagro.
Es entonces cuando Jesús pronuncia la frase que luego se ha hecho famosa: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
Se muestra así lo difícil que resulta creer que alguien, que se ha conocido desde pequeño, sea el Mesías esperado, el Hijo de Dios. Es el escándalo de la encarnación, de que el Hijo de Dios se haya encarnado en un hombre llamado Jesús.
Jesús decide marcharse y seguir su anuncio del Reino por otros pueblos de la zona.
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE EL ACOMPAÑAMIENTO Y CUIDADO A LOS HIJOS
(Hombre, separado, 4 hijos, pertenece Comunidad eclesial)
Cuántas veces el afecto, el reconocimiento y la valoración que más nos falla es la de los cercanos…
A veces lo más difícil es encontrar el aprecio de los que más te conocen, y pareciera que a ellos hubiera que demostrarles más.
Jesús nos muestra lo triste y decepcionante de esta situación y ello debiera llevarnos a la reflexión en nuestras casas y familias de si muchas veces no nos resulta más fácil valorar a los de fuera que a los propios y eso al final nos debilita o hace que nos falte algo muy importante y que nos hace especialmente poderosos: la mirada amorosa de los que nos conocen.
Por otra parte, Jesús también muestra y nos demuestra que eso no nos rinde, que debemos continuar el camino y asumir que a veces no nos responden como esperamos o necesitamos pero creyendo en nuestro propósito y misión y en quienes somos, siempre merece la pena persistir.
DESDE LA ENFERMEDAD
(Mujer, casada, dos hijos, pertenece Movimiento Laical)
En el Evangelio de este domingo, Jesús vuelve con sus discípulos a su pueblo, con los vecinos que lo han visto crecer. Y cuando se pone a enseñar en la sinagoga, se da cuenta de que en estos vecinos nacen sentimientos de desconfianza y recelo hacia Él.
Quizá nosotros también hayamos notado este tipo de sentimientos en personas que nos conocen desde siempre, y que al contarles los cambios que la enfermedad ha introducido en nuestras vidas, no los aceptan, e incluso los rechazan, restando importancia a nuestro dolor y minimizando el impacto que la enfermedad ha tenido en nuestra vida.
Ni siquiera Jesús pudo hacer milagros ante la falta de fe de sus paisanos. No podemos controlar lo que los otros piensen de la forma en que llevamos nuestra vida. Jesús siguió enseñando por otros pueblos. Hoy le pido a Dios que alimente mi fe, que me esfuerce siempre en seguirle escuchando y en intentar cumplir su voluntad.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(Hombre, casado, pertenece a Movimiento cristiano)
Señor Jesús, nos conoces.
Conoces nuestras carencias,
nuestra debilidades humanas, demasiado humanas.
Conoces de verdad lo que habita en nuestro corazón.
Nos conoces mejor que nosotros mismos a nosotros mismos.
Señor Jesús, auméntanos la fe.
Señor Jesús, auméntanos la inteligencia de tu salvación.
Señor Jesús, auméntanos la sabiduría que hace de nosotros síntoma evidente de tu reino de vida.
Señor Jesús, nuestra fe muchas veces es coja y quejumbrosa.
Nuestra fe muchas veces suena desafinada y atemorizada frente a los desafíos que el desprecio a la vida nos pone por delante.
Nuestra fe muchas veces nos impulsa poco a llevar libertad, alegría y paz a los demás.
Señor Jesús, auméntanos la fe.
Señor Jesús, auméntanos el compromiso con tu deseo de salvación para todos.
Señor Jesús, auméntanos la sabiduría de la santidad y la justicia que nos propones como guía de nuestra vida.
Señor Jesús, nos conoces.
Nos cuesta ver tu presencia que salva y que nos invita a ser apasionados del reino de la vida.
Nos cuesta comprender que el sí a la vida es la clave de la plenitud que ofreces.
Nos cuesta actuar como colaboradores del cuidado que tú ofreces, misteriosamente, a todos los seres humanos.
Señor Jesús, vivimos tiempos extraños que nos asustan.
Señor Jesús, vivimos tiempos convulsos que nos desconciertan
Señor Jesús, vivimos tiempos nerviosos que nos quitan la paz.
Señor Jesús, tenemos miedo a crecer como hijos e hijas de Dios.
Señor Jesús, tenemos miedo a ampliar nuestra zona de confort.
Señor Jesús, tenemos miedo a explorar nuevos caminos,
nuevos modos,
nuevas presencias.
Señor Jesús, auméntanos la fe.
Señor Jesús, auméntanos la conciencia de ser misioneros.
Señor Jesús, auméntanos la conciencia de ser testigos audaces de tu amor universal.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(Hombre, casado, un hijo, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
SER ESCANDALOSO
El escándalo suele tener connotaciones negativas. Lo asociamos a situaciones de desorden, corrupción, inmoralidad, injusticia…
Pero también está el “escándalo por el Reino”.
En este caso lo podemos referir a todo aquello que “descoloca” en relación a lo “esperado”, a lo “habitual”… y que, para quien lo protagoniza, no tiene nada de reprochable o censurable, porque no es más que el intento esforzado de ser fiel al Evangelio.
En ese sentido, todas y todos las personas que intentamos seguir a Jesús… tendríamos que tener mucho de “escandalosas”. No por afán de llamar la atención o ser diferente, sino por el empuje interior del Espíritu que nos pide situarnos ante la realidad y el mundo de una forma distinta: desde la fraternidad, la acogida, el perdón, la justicia y la alegría del Evangelio.
Quizá estos días sea una buena ocasión para que te/nos examinemos de hasta dónde estamos siendo todo lo escandalosos que debiéramos en nuestras vidas. Como Jesús.
Y, ojo, que ser escandaloso por el Reino no asegura -para nada- que se de el fruto esperado. Más bien… puedes sufrir el desprecio. Como Jesús.
Pero nada de eso quita sentido y fuerza a la propia misión. Sólo hay que esperar la Pascua. Como Jesús.
Pues, ¡ea! Esta semana, ¡¡a ser escandalosos!!
por
Etiquetas: