“ABIERTO POR VACACIONES”

Los seglares que comentan el Evangelio cada domingo, se toman un descanso.

En septiembre se reanuda el servicio habitual.

En AGOSTO ofrecemos cada semana un comentario realizado

mientras se disfruta de las vacaciones y en referencia a ellas.

Domingo 21 de Agosto de 2022

21º domingo de tiempo ordinario

Lectura del santo evangelio según Lucas 13, 22-30

Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el reino de Dios

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.

Uno le preguntó: “Señor, ¿serán pocos los que se salven?”

Jesús les dijo: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”;

y él os replicará: “No sé quiénes sois.”

Entonces comenzaréis a decir.

“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas.”

Pero él os replicará: “No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados.”

Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.”

DESDE LA PLAYA

(Hombre, casado, con tres hijos, trabajan ambos, en vacaciones)

El verano, como bálsamo de un año complicado, también tiene momentos de vuelta a la realidad, esta semana tocaba volver para retomar algo de trabajo y aquí estoy, con otro ritmo, pero entregado a la tarea necesaria para que la vuelta no sea tan complicada como otros años.

En esto, me paro un momento para atender a la Palabra del Domingo, y me encuentro con la realidad que nos muestra Jesús, esa realidad que no es la que nos pretenden vender hoy día. La felicidad cristiana no es un producto de mercado, ni un libro de autoayuda, es otra realidad, exige esfuerzo, salir de uno mismo, desprenderse, perder el tiempo en otros (es decir ganar el tiempo). Servir y no ser servido, esa felicidad que se nota en los ojos cansados del que se entrega, aun en verano, pensando en sus mayores, en sus hijos, en el vecino de al lado. Para ello es necesario esforzarse, hacerse pequeño, ponerse a la cola, en humildad, con prudencia y entrega. Qué distinta pero que reconfortante es la felicidad del que se encuentra con Dios, al servir y entregarse a los demás, nada que ver con la felicidad pasajera y fugaz que tanto nos atrae. Retomemos el camino estrecho de la felicidad verdadera, un abrazo.


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