SEGUNDO PASO: MEDITATIO

¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA PAZ

(Mujer, soltera, pertenece a comunidad cristiana y movimiento laical)

El evangelio de hoy nos muestra un episodio sorprendente. Los discípulos que acompañan a Jesús han desaparecido de la escena. Lázaro, el hermano de Marta y María, está ausente. En la casa de la pequeña aldea de Betania, Jesús se encuentra a solas con dos mujeres que adoptan ante su llegada dos actitudes diferentes. Marta, que sin duda es la hermana mayor, recibe a Jesús como ama de casa, y se pone totalmente a su servicio. Es natural. Según la mentalidad de la época, la dedicación a las faenas del hogar era tarea exclusiva de la mujer. María, por el contrario, la hermana más joven, se sienta a los pies de Jesús para escuchar su palabra. Su actitud sorprende pues está ocupando el lugar propio de un “discípulo” que solo correspondía a los varones. 

En un momento determinado, Marta, absorbida por el trabajo y desbordada por el cansancio, se siente abandonada por su hermana e incomprendida por Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano”. ¿Por qué Jesús no manda a su hermana que se dedique a las tareas propias de toda mujer y deje de ocupar el lugar reservado a los discípulos varones? 

La respuesta de Jesús es de gran importancia. Lucas la redacta pensando probablemente en las desavenencias y pequeños conflictos que se producen en las primeras comunidades a la hora de fijar las diversas tareas: “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán”. En ningún momento critica Jesús a Marta su actitud de servicio, tarea fundamental en todo seguimiento a Jesús, pero la invita a no dejarse absorber por su trabajo hasta el punto de perder la paz. Y recuerda que la escucha de su Palabra ha de ser lo prioritario para todos, también para las mujeres, y no una especie de privilegio de los varones. El reto es romper el estereotipo que mantiene a la mujer en el espacio doméstico, apoyadas por la Palabra de Jesús. 

Nuestra comunidad discipular necesita teólogas y maestras de la Palabra. Hoy el evangelio nos llama a reconsiderar el papel indispensable de las mujeres en el camino discipular y valorar a nuestras matriarcas en la fe. En el Equipo Misionero del Medio Atrato, Chocó, Colombia, conformado en su mayoría por mujeres fue muy sorprendente para las comunidades su presencia anunciando el evangelio, tarea realizada normalmente por hombres. Esto contribuyó a la dignificación y empoderamiento de la mujer afroatrateña, y hoy hacen presencia activa en la organización social, en la comunidad eclesial de base, en espacios culturales, en la toma de decisiones y donde sea necesaria su presencia. Ciertamente podemos afirmar que con su testimonio de vida están contribuyendo a la construcción de la PAZ en su territorio, en Colombia y en el mundo.  ¡Hagamos memoria agradecida de las mujeres que nos han acercado a Dios y luchan para que el pueblo viva!  

DESDE EL SÍNODO 2021-2023 “Por una Iglesia sinodal”

(hombre, casado, 2 hijos, pertenece a comunidad y movimiento seglar)

Cuántas veces en la Iglesia hacemos y hacemos, y nos creemos que porque tenemos llenas nuestras agendas de reuniones y servicios de lo más diversos somos fieles al Señor…y así es, cuando estamos centrados en lo que es lo verdaderamente nuclear.

La Palabra no es un aspecto más o menos importante del que se puede prescindir si estamos muy liados y pensamos que el Señor no nos va a tener muy en cuenta que le prestemos poco caso durante un tiempo (que luego, mira tú qué casualidad, acaban siendo largas temporadas). Para nada es así. La Palabra es el Verbo divino puesto en acción, en comunicación directa al corazón. 

No estar a la escucha es como tener un corazón que solo late hacia fuera y no deja entrar la sangre al interior…una muerte segura. Pero estar sentado a los pies del Hijo, en escucha atenta, es ya como estar a las puertas del Misterio. Por eso Marta tiene la mejor parte, y el encuentro con Él en su Palabra es algo tan íntimo que nadie nos lo puede arrebatar.

Nuestra Iglesia, en este camino sinodal en que nos encontramos, aunque haya pasado a otra fase, no puede despistarse del lugar que debe ocupar más puestos los oídos en el Señor, que es su único bien, que en tener las manos enfangadas en “las cocinas del mundo”. Y lo que vale para la Iglesia vale para él cristianos particular…

DESDE EL CUIDADO A LOS MAYORES

(Hombre soltero, implicado en cuidado y acompañamiento de mayores, pertenece a comunidad y movimiento seglar)

Este texto me resulta difícil de comprender. Y supongo que también será así para todos aquellos que no paramos de hacer cosas desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Porque si no hago las cosas nadie las va a hacer. Por eso no me explico que Jesús le reprenda a Marta.

Pero si leemos con detalle el texto, lo que Jesús le dice a Marta es que “andas inquieta y preocupada con muchas cosas”. Y yo me pregunto ¿y quién no? Precisamente desde la perspectiva del cuidado de los mayores es mucho más difícil de entender. ¿cómo no voy a estar inquieto y preocupado por muchas cosas?, ¿cómo voy a dejar de atender las necesidades de mis mayores?, si ellos ya no pueden hacer muchas cosas. Y continúa Jesús: “sólo una cosa es necesaria”. Y para seguir poniéndolo difícil no dice cuál es. O al menos no directamente.

En la situación histórica que nos narra este texto, Jesús entra en una casa. Y hay que elegir: o atiendo los quehaceres domésticos de los invitados, o escucho a Jesús. Y Jesús lo deja bien claro: lo más importante es escucharlo a Él. Escuchar su palabra. Eso es necesario. La atención a los quehaceres vendrá en su momento.

Al igual que con Jesús, con los mayores es esencial la escucha. Tantas veces me pasa que, inquieto y preocupado con tantas cosas, desatiendo la escucha. Sentarse y escucharlo es NECESARIO. Siempre tiene que haber tiempo para esto. Al menos si queremos seguir las indicaciones del propio Jesús.


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