¿Qué nos hace decir el texto?
(hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)
Señor Jesús,
como tú, caminamos hacia nuestro Gólgota,
hacia la entrega de lo que somos.
Señor Jesús,
nos decimos creyentes,
hombres y mujeres de fe
de Iglesia,
testigos, audaces y arraigados,
de tu reino…
pero no sabemos, de verdad, en el fondo,
lo que decimos,
lo que queremos,
lo que somos…
nos refugiamos en nuestras seguridades
de toda clase…
en nuestros bellos documentos
de nuestras magníficas asambleas
llenas de magníficos militantes…
pero el camino de nuestro Calvario,
ahí está, inexorable.
Señor Jesús,
nos da miedo vivir sin tierra bajo nuestros pies,
sin asideros humanos muy humanos,
sin poder controlar lo que pasa en nuestra vida.
Siempre ha sido así.
Siempre nos han dado miedo los cambios,
los retos,
el tomarnos en serio eso de ser peregrinos
que no sabemos bien dónde vamos.
Señor Jesús,
nos apegamos
a nuestras ideas
a nuestras plantillas,
a nuestras interpretaciones intelectuales,
a nuestros rituales,
a nuestras siglas,
a nuestro lugar en el mundo,
a nuestro lugar en la Iglesia,
a nuestro lugar en la vida.
Señor Jesús,
nos da mucho miedo tocar fondo,
tocar fondo de verdad…
a tener fe y esperanza de verdad,
de esa verdad que tú viviste y que nos ofreces.
Señor Jesús,
nos da mucho miedo
asumir lo que vivir implica:
un caos normal con apariencia de orden,
una transformación constante con apariencia de estabilidad,
una incapacidad radical de estar
de verdad en el centro de nuestra vida…
incapacidad que nuestro ego
transforma en vanidades,
en disfraces,
en jerarquías…
en catecismos,
en legislación,
en rituales sagrados,
muy sagrados…
que parecería que nos impregnan automáticamente
de santidad,
como si de olor de incienso se tratara.
Señor Jesús,
la muerte,
el escarnio,
la noche…
desposeerse.
Ese es tu plan,
ese el plan,
eso es lo que hay
de verdad…
Y lo que hay es
morir agarrándose a la Vida.
Como Tú,
Señor Jesús,
Como tú.