¿A qué nos lleva el texto?
(hombre, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Este pasaje del evangelio, en primer lugar me llena de confianza, nosotros también hemos sido ungidos con el Espíritu, podemos decir como Jesús, que la Escritura se ha cumplido. Repasemos nuestra historia personal de salvación y descubriremos momentos o misterios gozosos en los cuales nos hemos sentido llenos del Espíritu. También, y para mí personalmente, ha sido en los momentos más dolorosos de mi vida, mis misterios dolorosos (muerte de familiares cercanos, enfermedades, pruebas físicas o psíquicas, crisis matrimoniales o de fe…) en el momento en que he puesto mi confianza en el Señor y me he abandonado a su misericordia, es cuando más he sentido la fuerza del Espíritu sobre mí. Es ahí donde me he sentido mirado y amado por Dios con más intensidad.
En segundo lugar, el Espíritu no me ha ungido para estar tan ricamente en el sillón de mi casa y creerme un superhombre, no, para eso ya tenemos un ego suficientemente grande. Él nos impele a anunciar el evangelio a los pobres, no sólo a aquellos que no tienen dinero sino a tanto pobre de consuelo, de compañía, de escucha, de perdón… Anunciar a los cautivos la libertad es hablar abiertamente de dónde y cómo hemos plantado los pilares de nuestra vida, cuales son nuestros valores que nos hacen resistir frente a viento y marea, que llena de sentido nuestro existir. Hay gente que es prisionera de sus angustias, de sus complejos, de sus miedos… ¿Quién mejor que nosotros, seglares cristianos, inmersos en el mundo laboral, en la familia y en la cotidianidad, para dar luz a los sinsabores de la vida? Somos nosotros, cada uno en su puesto de trabajo, con su grupo de vecinos, con los compañeros de clase, en el equipo de fútbol… los que debemos suscitar esa expectación, como suscitaba Jesús, porque con nuestro ejemplo de vida esperarán con interés nuestro punto de vista, nuestra verdad iluminada por el Espíritu, aunque creamos que a nadie le importa, no es así, el mundo nos mira de reojo, esperan ver algo distinto, algo que se sostenga ante tanta frivolidad y consumismo, el mundo está hastiado, cansado de vivir en la mentira, la tristeza y la desesperación.