TERCER PASO: ORATIO

¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)

Señor Jesús, 

aliéntanos para que no guardemos para nosotros

lo que hemos recibido para todos.

Señor Jesús,

ilumina nuestra inteligencia

al confrontarnos

con las experiencias humanas

más significativas de nuestro tiempo.

Señor Jesús, 

acompáñanos a la hora

de discernir lo más evangelizador

que podemos realizar,

aquí,

ahora…

en los tiempos que nos tocan vivir,

para los contemporáneos, 

nuestros hermanos.

Señor Jesús,

danos valentía

para exponernos y renovar todo lo que tengamos que renovar,

en nuestras vidas,

en nuestra Iglesia,

en nuestra cultura y sociedad.

Señor Jesús,

nos quedamos muchas veces muy cómodos

en lo que ya conocemos,

donde sentimos que nos sentimos buenos,

donde sentimos que controlamos los riesgos,

donde sentimos que cumplimos con lo que tenemos que cumplir…

Señor Jesús,

muchas veces tenemos miedo de verdad,

miedo a nuestra verdad,

miedo a tu verdad. 

¡Sabemos muy bien lo que supone tomarnos es serio la fe,

la fe en ti,

la fe en la potencia del espíritu de vida, de verdad y de justicia

que avanza y avanza a través de la historia

fundamentando e impulsando a tantos y tantos hombres y mujeres de Dios

en tantas y tantas tradiciones de santidad y de humanidad.

Señor Jesús, 

ayúdanos a reconocer que el Espíritu ya está en nosotros,

que la Palabra de Dios puede y debe leerse para que nos sintamos directamente concernidos

para anunciar la esperanza honda y auténtica 

frente a los requiebros hoscos de la vida,

para ver e iluminar la realidad 

a pesar de las basuras tóxicas de nieblas y ruinas

para colaborar con los mejores y sus mejores energías 

en la liberación y redención de todo sufrimiento evitable,

hechura de manos humanas, demasiado humanas.

Señor Jesús, 

que el sediento,

sea cual sea su sed

viva con nosotros síntomas de la fuente inagotable

que arraiga en ti.

Señor Jesús,  

que el ciego,

sea cual sea su ceguera,

viva con nosotros síntomas de la luz inagotable

que arraiga en ti.

Señor Jesús,

que el cautivo,

sea cual sea su herraje,

viva en nosotros síntomas de esa libertad inagotable

que arraiga en ti,

la libertad luminosa y humanizante de los Hijos de Dios. 

Señor Jesús,

despiértanos para que mostremos, audaces, el camino del despertar…

libéranos para que mostremos, audaces, los caminos de la libertad…

agrácianos con tu santidad y justicia

para que mostremos, audaces,

los caminos de crecimiento en lo mejor de la humanidad,

en los caminos del Reino. 

Señor Jesús, tenemos una misión y la queremos cumplir.

Es de lo mejor que nos puede pasar.

Sólo podemos dar gracias.

Sólo podemos decir amén.

Sólo podemos decir aleluya, aleluya, aleluya.


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