ÚLTIMO PASO: ACTIO

¿A qué nos lleva el texto?

(hombre, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

Siempre me ha llamado la atención este pasaje del evangelio, sobre todo por la intervención de la Virgen María. Ella, arriesgándose a que su hijo le respondiera con esas contestaciones “raritas”, se da cuenta de que, en una fiesta, les iba a faltar algo que fastidiaría todo aquello por lo que los novios y su familia habían trabajado, en su boda querían que todo saliera bien y que la gente disfrutara. Dios es grande y se vale de nosotros para intervenir, cuenta con nuestra sensibilidad, con nuestra humilde intervención, deja que le importunemos con nuestras peticiones, aunque no sean de vida o muerte, pero si están hechas desde el corazón, con la confianza que demostró María en el amor de Dios, Él nos escucha. Para ello, a mí me gusta llamarlo “estar en sintonía”, vivir en Dios, tener esa tensión continua que nos permita estar abiertos a las necesidades de la gente que nos rodea, ese detalle, esa llamada por teléfono, ese cafelito compartido, ese whatsapp de ánimo al comienzo del día…

María, aún siendo una criatura como nosotros, es quien mejor y más perfectamente ha sabido decir sí a Dios, ha sabido, por su fe en la Palabra, ser Palabra vivida. Está tan vacía de sí misma, tan humilde y abierta a la Palabra que se convierte en eco de la voz de Dios. Pidámoselo a María, que nos dé un poco de su luz para que nuestro paso por la tierra haga a los demás un poco más felices, aunque lleguemos a exponernos al absurdo que a veces conlleva su Palabra. A quien cree en ella, le suceden hechos grandes y pequeños, pero siempre maravillosos. Al final, esos hechos llenan un libro que es nuestra historia de salvación.


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