¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA FAMILIA
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA FAMILIA
(matrimonio, trabajan ambos, cuatro hijas, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
Desde la familia, este evangelio nos sugiere dos enfoques.
Por un lado, como padres damos el cien por cien de nuestro esfuerzo, energía, tiempo y vida por las niñas. Desde las incomodidades del embarazo, hasta las noches sin dormir. Desde el consuelo ante sus frustaciones, hasta el común disfrute de sus éxitos. Nuestra realidad ya no es individual ni de pareja. Está compuesta también por el día a día de las niñas. Y esta transformación de nuestra realidad individual o de pareja en una compuesta de padres de familia es 24/7 y dura por siempre.
El otro enfoque es desde las niñas. Como hijas, ellas nos reciben como sus referencias (especialmente cuando son pequeñas), como ejemplo a seguir. Nuestras indicaciones y enseñanzas las obedecen con fe ciega: “lo ha dicho papá/mamá”. Confían en nuestas indicaciones y consejos, lo que comporta un altísimo grado de responsabilidad a la vez que de satisfacción por ser copartícipes en la formación humana y espiritual de sus vidas. DESDE LA LLAMADA A LA SANTIDAD
Desde la familia, este evangelio nos sugiere dos enfoques.
Por un lado, como padres damos el cien por cien de nuestro esfuerzo, energía, tiempo y vida por las niñas. Desde las incomodidades del embarazo, hasta las noches sin dormir. Desde el consuelo ante sus frustaciones, hasta el común disfrute de sus éxitos. Nuestra realidad ya no es individual ni de pareja. Está compuesta también por el día a día de las niñas. Y esta transformación de nuestra realidad individual o de pareja en una compuesta de padres de familia es 24/7 y dura por siempre.
El otro enfoque es desde las niñas. Como hijas, ellas nos reciben como sus referencias (especialmente cuando son pequeñas), como ejemplo a seguir. Nuestras indicaciones y enseñanzas las obedecen con fe ciega: “lo ha dicho papá/mamá”. Confían en nuestas indicaciones y consejos, lo que comporta un altísimo grado de responsabilidad a la vez que de satisfacción por ser copartícipes en la formación humana y espiritual de sus vidas. DESDE LA LLAMADA A LA SANTIDAD
(mujer, casada, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
Se acerca la Pascua, Jesús como buen judío dispone y organiza todo al detalle para vivirla junto a su comunidad, que son sus queridos discípulos.
Sabemos las muchas enseñanzas que nos trasmitió en el momento de la última cena, pero creo que la más revolucionaria y chocante era decirnos que nos reparte su cuerpo y su sangre. Así es, él mismo es el nuevo Cordero Pascual, se nos ofrece por entero, convirtiéndose en verdadero alimento para la santidad y la salvación de todos los hombres y mujeres.
Si recordamos la vida de los santos que más conocemos todos coinciden en vivir intensamente la Eucaristía, siendo el motor de sus vidas, su visita al sagrario era diaria, incluso como Claret, la custodiaba en su pecho de una comunión a otra.
Hace unos años que entendí que la eucaristía debía dejar de ser algo de los domingos, para convertirse en un regalo acogido. En el ritmo intenso de vida que llevamos, intento encontrar el tiempo para acudir a ella, acompañada de mi esposo, si es posible, y esta práctica nos cambia la vida, porque va saciando mi hambre y mi sed, iluminando mis días y me regala la fuerza y el deseo para entre los múltiples caminos, anhelar la vereda de la santidad.
Se acerca la Pascua, Jesús como buen judío dispone y organiza todo al detalle para vivirla junto a su comunidad, que son sus queridos discípulos.
Sabemos las muchas enseñanzas que nos trasmitió en el momento de la última cena, pero creo que la más revolucionaria y chocante era decirnos que nos reparte su cuerpo y su sangre. Así es, él mismo es el nuevo Cordero Pascual, se nos ofrece por entero, convirtiéndose en verdadero alimento para la santidad y la salvación de todos los hombres y mujeres.
Si recordamos la vida de los santos que más conocemos todos coinciden en vivir intensamente la Eucaristía, siendo el motor de sus vidas, su visita al sagrario era diaria, incluso como Claret, la custodiaba en su pecho de una comunión a otra.
Hace unos años que entendí que la eucaristía debía dejar de ser algo de los domingos, para convertirse en un regalo acogido. En el ritmo intenso de vida que llevamos, intento encontrar el tiempo para acudir a ella, acompañada de mi esposo, si es posible, y esta práctica nos cambia la vida, porque va saciando mi hambre y mi sed, iluminando mis días y me regala la fuerza y el deseo para entre los múltiples caminos, anhelar la vereda de la santidad.