LECTIO DEL DOMINGO XXXIV
TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
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PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según Lucas 23, 35-43
Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino
En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.” Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: “Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.” Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: “Éste es el rey de los judíos.” Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: “¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.” Pero el otro lo increpaba: “¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibirnos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.” Y decía: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.” Jesús le respondió: “Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Segunda Lectura
Anotaciones a la Segunda Lectura de la misa dominical.
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA EXPERIENCIA DE MISIÓN
(Mujer, casada, 4 hijas, ha realizado varias experiencias de misión seglar)
Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.
Celebramos este domingo la fiesta de Jesucristo Rey del universo. Su reinado no ha llegado a su plenitud, pero ya está presente. Su implantación depende de nosotros. Cada vez que nos proponemos hacer presente la justicia, la paz y el amor entre nuestros hermanos estamos haciendo presente su Reino.
En la experiencia de MISIÓN vivida recientemente pude sentir en todos los voluntarios que allí estaban el empeño en “hacer el Reino de Dios”. Y lo hacían de una manera muy sencilla: convirtiendo un “sin” en un “con.”
Se preocupaban de los inmigrantes sin pan para que no les faltara la comida a ninguno.
Se preocupaban de los inmigrantes sin agua, especialmente los más pequeños, para que todos pudieran beber, sobre todo aquellos días tan calurosos.
Se preocupaban de los inmigrantes sin ropa para que todos pudieran ir vestidos adecuadamente.
Se preocupaban de los inmigrantes sin salud para que todos disfrutaran de vida.
Se preocupaban de los inmigrantes tristes para que todos vivieran con alegría….
En definitiva, estos voluntarios se desvivían por hacer presente el Reino de Dios entre los más débiles al estilo de Jesús. Ha sido todo un ejemplo para mí y para sus familias con las que compartían esos días llenos de vida.
Cada día los tengo como referencia y me propongo hacer vivo el Evangelio. ¿te apuntas conmigo a convertir los “sin” en los “con”?
DESDE LAS RESTRICCIONES Y RECORTES EN LA CALIDAD DE VIDA
(Mujer, viuda, con un nieto adolescente a su cargo, pertenezco a comunidad cristiana)
Solo Dios nos hace libres. Él no condiciona a nadie, Él muestra solo su amor y quien se abre para recibirlo, es aquel que lo coloca en el centro de su vida, dé su pensamiento, de su ser y esta, lo reconoce y se deja hacer. Él se apresura a colmarlo de su gracia y lo transforma en hijo adoptivo, la humildad está en reconocer nuestra pobreza y es la llave que transforma toda nuestra vida.
Cuantas veces Señor me he cerrado a tu amor y te he abandonado para seguir mis deseos, mis vanidades e infidelidades Señor… Perdón, Señor, perdón.
Señor por tu iglesia y por nosotros, tu pueblo, que envés de vivir la unión del amor, vivimos en la división del desamor, de la vanidad… Perdón, Señor, perdón.
Por este mundo, donde la indiferencia por el dolor del otro reina, y predomina solo la injusticia he intereses. Perdón, Señor, perdón.
Señor, pasa por mi memoria y entendimiento para que siempre estés en el centro de mi vida. Tú eres lo mejor de lo mejor, siempre contigo soy ganadora.
Señor, ten misericordia de nosotros y que el hombre te conozca. Tú eres lo mejor de lo mejor y solo con eso basta.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)
Señor Jesús,
en mis miedos,
Tú, tu presencia
como horizonte de serenidad
que sana las ansiedades del mundo.
Señor Jesús,
en mis dudas,
Tú, tus palabras
como un susurro de luz
que sana las cegueras del mundo.
Señor Jesús,
en mi ciego egocentramiento,
Tú, tus miradas
como un impulso a la comunión
que sana las durezas de corazón del mundo.
Señor Jesús,
en mis resentimientos,
Tú, tu poder de perdón
como la sanación definitiva
que restaña todas las heridas del mundo.
Señor Jesús,
en mis huidas,
Tú, tu compañía paciente
como la fraternidad última
que sana todos los desgarros del mundo.
Señor Jesús,
en los abismos de mis contradicciones
Tú, tu sabiduría
como la verdad palpitante
que sana todos fracasos del mundo.
Señor Jesús,
en mis punzadas de soberbia,
Tú, tu misericordia
como la paz que calma
todos los corazones desdichados del mundo.
Señor Jesús,
en mi debilidad,
Tú, tu fuerza
como la raíz que da santa consistencia´
a todas extenuaciones del mundo.
Señor Jesús,
nombre todo nombre,
verdad sobre toda verdad,
vida sobre toda vida.
Señor Jesús,
servicio sobre todo servicio,
humildad sobre toda humildad,
santidad sobre toda santidad.
Señor Jesús,
justicia sobre toda justicia,
paz sobre toda paz,
amor sobre todo amor.
Señor Jesús,
tu gloria la comparte toda la creación,
tu gloria es que todos vivan y vivan en abundancia.
tu gloria es la inclusión de todos los seres humanos en esa nueva humanidad
de la que, como en un amanecer lento pero imparable,
vamos intuyendo algo
gracias a los sabios de milenarias sabidurías,
gracias a los profetas que intuyen los caminos de esperanza,
gracias a los santos que nos hablan de nada ni nadie se perderá.
Señor Jesús,
tu gloria por siempre,
por siempre,
por siempre.
Amén.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, 3 hijos, pertenecen a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
En este pasaje aparece Cristo como rey. Parémonos un poco a destacar el principal signo de su Reino. Es el signo de la Cruz. El Señor, siendo rey, dio la vida por sus súbditos. Cuál es su bandera, sin duda la cruz y con ella se nos presentará el día de su venida. No es un rey al uso, como los que conocemos en la tierra. Su Reino alberga a aquellas personas que abrazaron la cruz en su vida, que amaron a los más necesitados, que sufrieron por amor, que perdieron su vida por los demás en el día a día, negándose a sí mismos para que otros vivan mejor.
Hoy, día de Cristo Rey, que se nos representa en tantas ilustraciones como ese rey que baja del cielo en el juicio final, quería pararme en algo que me preocupa, nuestra tendencia al activismo, esto es, desarrollar sobremanera nuestra dimensión horizontal del amor, la dirigida al prójimo, y quizás no tanto la vertical, la relación con el Padre, y eso puede desequilibrar nuestra espiritualidad. Es verdad que todo lo que hacemos lo dirigimos normalmente a Él, por Él amamos, por Él trabajamos, sufrimos, rezamos… Al prójimo seguramente en muchas ocasiones, hemos llegado a amarlo con el corazón. Pero, me cuestiono si mi relación con el Señor no se queda atrás. El día que nos presentemos ante Él, no nos vamos a presentar junto con los demás, sino solos. Me pregunto si en mi vida he cultivado ese amor por Aquel al que debería haber amado siempre y el cual me juzgará. Aquí veo la gran diferencia entre los “siervos de un reino terrenal” y los siervos de Cristo Rey. En el primer caso, podemos amar como siervos y tratar de cumplir todo lo que el rey quiere, pero sin dirigirle la palabra. En el segundo caso, podemos amar como hijos, con el corazón lleno del Espíritu Santo, de amor y confianza en nuestro Padre.
Esta confianza adquirida es fruto de haber hablado frecuentemente con Él, de contarle todas nuestras cosas, nuestros propósitos, nuestros proyectos… Son esos momentos de oración verdadera y profunda, de confidencia con el Señor los que deberíamos desear en el día, los que nos convierten en súbditos de un rey con el que tenemos una relación muy estrecha. Por tanto, cuidemos esa dimensión vertical de nuestra vida espiritual para encontrar ese equilibrio que nos va a ayudar a ser constantes y a llenar de sentido esa dimensión horizontal que sin duda también es importante.